Se ha manchado la fotografía de padre que preside mi habitación. Hace ya once años que no está. Mucho tiempo. En la estancia quieta no hay más que la fotografía y está mesa, bien centrada. Debí tapar las paredes con un plástico. Es difícil limpiar la sangre del papel de pared. Las fibras absorben cada gota con sed fiera. Por suerte a padre lo protege un cristal. Clava sus ojos inmóviles en los ojos inmóviles de madre. Ella también se ha salpicado.
Cíclope Volver a concurso de microrrelatos “La Estancia” >>