Supongamos que los creó al sexto día. Siguiendo el consejo de la serpiente, Eva tomó el fruto del limonero y usó la hoja para almorzar una masa especiada de huevo y cereales. Diremos que Adán, hambriento, le arrebataría el bol en un forcejeo. Se sospecha que en la trifulca la hoja rebozada terminó en la hoguera. Del olor a canela que brotó del fuego se deduce que la hoja fue rescatada... El azúcar, impregnado en los cuerpos, es indicio de su entrega a los placeres carnales. Y viendo Dios el resultado de sus creaciones, le dio un paparajote. María Fabregas Gollonet
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