Se durmió soñando que él también podía volar. Papá decía que no tenía espíritu; que un hombre no le tiene miedo a nada; que en su familia todos miran a la muerte a los ojos, sin pestañear. Pero él bizquea cuando se le pone delante, a pique de darle un paparajote. Además, es alérgico al pelo del viejo león. Decididamente, sería el nuevo hombre bala.
Antonio J. Ruiz Munuera Volver a Concurso de Microrrelatos “Paparajote” >>