Hizo la luz, y con la luz brotó un manantial que cubrió las tierras, de éstas germinó el trigo y de entre el trigo los frutos dorados, color aceituna, color limón, la caña de azúcar, color marrón y surgieron los astros en el cielo para distinguir día y noche; las fiestas, los días, los meses, los años. Nacieron vacas, nacieron gallinas pues necesitaba leche y huevos. Y así sucedió. Se olvidó de los hombres, e hizo bien… El último día descansó, y estoy casi segura que un paparajote se comió. Carolina Rubio Chaves